Mixwell es una de nuestras leyendas en los esports. Triunfó en CSGO y Valorant. Se retiró con honores y ahora es uno de los streamers más populares de nuestro país. Puede que no lo necesitara, pero su alma competitiva le hizo seguir vinculado a la industria, ahora como propietario de su propio equipo. Fundó Otakar Esports, y ahora jugará en el primer nivel del Valorant español.
Hemos podido hablar con él durante la Red Bull Home Ground, una final nacional española que ha hecho historia y donde Mixwell hizo de maestro de ceremonias. Narró el encuentro y lo dio en directo en su canal.
«Otakar es una cosa difícil de explicar porque cuando tú les ves jugar, y has sido jugador profesional, te pones mucho más nervioso que cuando estás jugando», confiesa. Esa mezcla de emociones es constante para él. «Ya no depende de ti el resultado. Los odio y los amo a muerte a mis jugadores a la vez y lo paso fatal», admite en un tono relajado.
Su papel como dueño no es el típico de un club tradicional: mantiene una relación directa y cercana con sus jugadores y con el entrenador. «Yo hice el equipo porque quería ayudar a jugadores a crecer. En los equipos en los que he estado tú no sueles hablar con el owner del club. Aquí es diferente», explica.
Esa implicación personal tiene su parte buena y su parte difícil. «Involucrarte emocionalmente hace que los partidos sean más duros, pero también muy reconfortantes. Les doy consejos, les explico las situaciones cuando están mal y les ayudo a poner los pies en el suelo», cuenta.
Otakar Esports acaba de ascender a la primera división española de Valorant, un reto que Mixwell afronta con ilusión y realismo. «Somos un equipo con cinco españoles, creo que el único de toda la liga. Va a ser complicado porque hay equipos como el Barça o UCAM que tienen equipazos», comenta.
Aun así, tiene claro el camino: «No buscamos ganar la liga directamente, no sería realista. Es un proyecto a largo plazo. Queremos formar a los jugadores para que, poco a poco, consigan sus objetivos».