Si hablamos de competiciones deportivas de videojuegos, el nombre de EVO es uno de los más veteranos del sector. La Evolution Championship Series dio comienzo en 1996 (aunque no adquirió ese nombre hasta el año 2002) y desde entonces ha sido la referencia en videojuegos de lucha. En 2021 cambió de dueños cuando Sony Interactive Entertainment, junto a RTS, adquirió el evento. Esa nueva etapa ha durado hasta 2025. Primero, el pasado 21 de agosto, SIE vendió su parte a NODWIN Gaming, una compañía india que forma parte de Sony Group Corporation. En cierto modo era como pasar su trozo del pastel a un hermano. Lo relevante, sin embargo, venía en la otra parte del mensaje, con Qiddiya adquiriendo parte de RTS.
Qiddiya Investment Company es una empresa de Arabia Saudí dedicada a invertir en diferentes sectores como parte de la iniciativa Vision 2030 del país, dedicada a mejorar la imagen que se tiene del territorio. Esto incluye desde poner dinero para un parque de atracciones de Dragon Ball hasta conseguir que un Gran Premio de Formula 1 tenga lugar en Arabia Saudí. El único límite es el cielo, así que no hubo mucha sorpresa cuando, ni medio mes más tarde, Qiddiya adquiría RTS al completo el 2 de septiembre de 2025. El mayor torneo de juegos de lucha está ahora, principalmente, en manos del país de la península arábiga, pero esto solo es un paso más en la estrategia saudita, que está afectando a todo tipo de industrias.
Saudi Vision 2030: el plan que afecta al mundo del entretenimiento y el deporte
Fue en mayo de 2016 cuando el príncipe de Arabia Saudí dio comienzo a la Vision 2030, que buscaba diversificar las inversiones del país, en especial en lo referido a la industria del entretenimiento. Eso significa que vamos camino de diez años desde que empezaran a asomar en todo tipo de deportes y disciplinas. Si abres Google y buscas tu deporte favorito junto a Arabia Saudí, es muy probable que encuentres noticias sobre inversiones o celebraciones de eventos. Eso no significa que guste a todo el mundo, y uno de los primeros efectos se notaron en el Mundial de Ajedrez de 2017, que se celebró en aquel territorio. La en aquel entonces doble campeona Anna Muzychuk renunció a defender sus títulos, señalando que «allí no se respetan los derechos de la mujer» y que «tendría que haber llevado un hiyab».
En 2018, la WWE anunció un acuerdo de colaboración con Arabia Saudí. La empresa de wrestling llevaba realizando eventos no televisados en el territorio desde 2014, pero en ese momento redobló la apuesta con eventos de pago premium. El acuerdo contempla la celebración de dos eventos anuales y, para 2026, ya se ha anunciado la celebración del Royal Rumble en Riad. Esto supone la primera vez que ese evento se va a celebrar fuera del territorio norteamericano, y todo indica que WrestleMania acabará teniendo también una edición allí. Varios luchadores se han negado a participar durante este tiempo e incluso en 2019 hubo un incidente en el que muchos trabajadores no pudieron tomar el avión de regreso a casa. Nada de eso evitó que WWE ampliara su acuerdo para todavía más años.

¿Y en España? La Supercopa de fútbol de nuestro país se lleva celebrando en Arabia Saudí desde 2019, con tan solo un breve paréntesis por la pandemia. Las reglas de este torneo cambiaron, además, para garantizar la presencia de Real Madrid y Barcelona, los dos mayores clubes deportivos españoles. El acuerdo, en vigor hasta 2030, garantiza 40 millones de euros anuales. Si aquello vino de manos de la Real Federación Española de Fútbol, LaLiga no se quedó atrás. En 2023 llegó a un acuerdo comercial que incluye restaurantes y hasta un museo. Y todo esto sin contar el fichaje de Cristiano Ronaldo por Al-Nassr Football Club, las inversiones en boxeo o hasta en curling.
Arabia Saudí en los esports y el gaming
Teniendo en cuenta este histórico, no es de extrañar que el mundo del gaming y los esports también se haya visto afectado por la actividad saudí. El mayor ejemplo de esto es la Esports World Cup, cuyos orígenes se sitúan en el periodo de la pandemia. Corría el año 2020 cuando se anunció Gamers Without Borders, un evento caritativo con un premio final de 10 millones de dólares a entregar a la organización que eligiera el ganador. En 2022, la Federación Saudí de Esports transformó el evento en el Gamers8 Festival. En aquel entonces, equipos como Moist Esports rechazaron participar, señalando como motivo no querer asociarse «con un país que no reconoce a las personas LGBTQ+ como seres humanos». Algunos jugadores sí deseaban competir, mientras que otros equipos como Team Liquid emitieron un comunicado explicando sus motivos para acceder a participar.
En 2024, el torneo adquirió su forma final en lo que ahora conocemos como Esports World Cup, teniendo lugar en verano y con premios que alcanzan los 60 millones de dólares. Lo organiza la Esports World Cup Foundation, una organización gubernamental sin ánimo de lucro.
La presencia saudí se expande a más partes del circuito profesional. También compró a la organizadora de torneos de esports ESL Gaming, a la que fusionó con una plataforma de matchmaking para crear ESL FACEIT Group. Tiene participaciones en empresas más conocidas, como Activision Blizzard, Electronic Arts, SNK o Take-Two. A su vez, otros torneos como el Capcom Pro Tour se han integrado en el ecosistema de la EWC, lo que ha provocado que jugadores como ChrisCCH reconsideren su participación en ellos, cuestionándose incluso el retiro. También ha sido de los más críticos con el cambio de propietarios de EVO.
Las presiones de las comunidades también se han hecho notar durante estos años. En mayo de 2025, GeoGuessr se retiró de la EWC tras recibir múltiples quejas y boicots por parte de sus jugadores. Algunos de los creadores de los mapas competitivos más populares amenazaron con dejarlos inutilizables si se seguía adelante, lo cual forzó el abandono por parte de los desarrolladores.
Los derechos humanos en el punto de mira
Los derechos LGBTQ+ están en el centro del debate en todo momento. Debido a ello, Team Liquid compite llevando uniformes con el arcoiris del Orgullo. Además, toman toda una serie de acciones para justificar su presencia: «Seguiremos llevando nuestras camisetas Pride durante junio y julio en todo el mundo, incluido el EWC, y todos los beneficios se destinarán a organizaciones LGBTQ+ locales de nuestras regiones principales: Norteamérica, Europa y Brasil. Seguiremos donando 50.000 dólares estadounidenses a Rainbow Railroad, una organización benéfica que ayuda a personas LGBTQ+ de todo el mundo a escapar de la persecución. También seguiremos trabajando para lograr un mundo de los esports en el que las personas LGBTQ+ puedan prosperar, independientemente del clima político». Esos uniformes fueron, a posteriori, censurados en un documental en su versión para Arabia Saudí.
Por otra parte, grandes competidores como SonicFox, perteneciente al colectivo, abogan por hacer más ruido y levantar la voz. «Simplemente seré más gay y más ruidoso que nunca mientras agito mi bandera de los derechos de las personas trans en la gran final».
¿Qué dicen desde dentro de la organización? Ralf Reichert, CEO de la fundación, aseguraba en 2024 que «Todo el mundo puede participar en la competición y nadie será discriminado. Esa es una promesa que podemos hacer». Pero también añade «En todos los países del mundo hay diferentes costumbres locales y normas culturales que hay que respetar. Por eso, lo que les decimos a todos es que no sean explícitos. Actúen de acuerdo con las costumbres locales para respetar la cultura local. Y creo que eso es justo. Es algo que ocurre en todo el mundo». ¿Es realmente inclusivo si la única manera de existir es ocultando quién eres?
Entra aquí el concepto de sportswashing, el blanqueamiento deportivo. FundéuRAE lo define como «la utilización del deporte por parte de personas, países o instituciones para mejorar su imagen. Designa la práctica de blanquear la imagen o la reputación, normalmente de un país o una institución, por medio del deporte, ya sea adquiriendo jugadores o equipos, organizando encuentros deportivos o participando en ellos». Al poner el deporte y la competición en primer plano, se ocultan otras cuestiones muy relevantes. El bosque impide ver los árboles.
Grandes figuras como Hideo Kojima o Justin Wong apoyan estos proyectos
Pese a las críticas, la realidad es que todos estos torneos no solo siguen adelante, sino que cuentan con el apoyo de grandes figuras del gaming y los esports. El diseñador de videojuegos Hideo Kojima ha participado recientemente en la Esports World Cup como parte del Death Stranding 2 World Strand Tour. Sin embargo, quizá es más interesante señalar a un histórico de la FGC como es Justin Wong, la persona que más torneos EVO ha ganado en la historia.
Las labores de Justin Wong se han centrado sobre todo en ser comentarista de algunos torneos, pero recientemente también ha pasado a formar parte de BASILISK, una organización que presume de usar la ciencia y el análisis de datos para entrenar a la siguiente generación de jugadores profesionales. Y en BASILISK no tienen problema en realizar algunos de sus anuncios más importantes en Riad durante la Esports World Cup.
Además, en el podcast Dropped Frames, a Justin Wong le preguntaron sobre la posición actual de EVO y la cuestión de si es el mejor torneo – antes, eso sí, de la compra total de RTS por parte de Qiddiya. En su respuesta pone frente a frente la cuestión del dinero frente al prestigio, señalando cómo existen muchas competiciones en las que se gana más que con EVO a pesar de que este último sea más grande que nunca. Es, quizá, la clave para su futuro: Qiddiya puede aumentar enormemente el premio final para los campeones. Es, quizá también, el mayor motivo de apoyo a estos torneos.
¿Cómo afectan los movimientos saudíes a España?
El resto de países también se ven afectados por estos movimientos. Lo explica Nacho Chamorro, Secretario de Organización de la Federación Española de Jugadores de Videojuegos y Esports. En sus propias palabras, FEJUVES es «la entidad oficial que ayuda a las instituciones públicas a generar la mejor relación entre los ciudadanos y la Industria del Entretenimiento Digital con Videojuegos (Gaming y Esports) para que puedan dar el mejor servicio, entendiendo las necesidades y objetivos que aparecen con esta nueva realidad masiva». Esto supone representar a España en las Federaciones Internacionales de Esports, así como colaborar con el Comité Olímpico Español.
¿Qué relación tiene FEJUVES con Arabia Saudí? «Coincidimos con la Federación Saudí de esports como miembros de IESF y GEF. Tenemos puntos de contacto dónde participamos todos los países comentando las iniciativas locales, proyectos y generando puntos de debate». Además, como ya hemos mencionado, han participado en competiciones en Riad.
Le preguntamos también sobre el sportswashing: «Es algo que se lleva haciendo muchísimos años, utilizando el ámbito del deporte. En el caso de Arabia Saudí, es distinto, han ido más allá y han empezado a liderar y capitalizar también el entretenimiento digital y los esports. Porque lo ven como un ecosistema de alto impacto a nivel mundial, sobre todo en jóvenes generaciones. El punto diferencial es ese, los estudios y datos que manejan hacen que sean conscientes del potencial del territorio del entretenimiento. Creo que debería ser un aprendizaje para el resto de países, para que vean esta industria como una realidad a desarrollar y vertebrar y no como un pasatiempo».
Durante más de dos años, Nacho formó parte de ESL España. Cuando se produjo la compra por parte del país árabe, vivió en sus propias carnes los efectos que pueden tener estos movimientos a nivel local. «En España éramos una subsidiaria que teníamos la matriz en Alemania. Aunque a nivel nacional el volumen de negocio era bueno y la empresa iba bien. Creo que la empresa quería preparar las cuentas a nivel mundial para la venta al Grupo Savvy. Y fuimos un daño colateral, pero por mi parte agradecido a ESL por todo lo que nos aportó (experiencia, contactos, gente..) y por el trato hasta el final. Con la perspectiva del tiempo se ve que fue un “golpe” al ecosistema nacional. ESL España era una referencia y con la venta prácticamente paró casi por completo la actividad y arrastró a muchas entidades y equipos. El despido masivo generó mucha incertidumbre en marcas y patrocinadores sobre el sector».

¿Afecta todo esto a la sociedad saudí? ¿Se están produciendo cambios en su interior? Sobre esto le preguntamos a Arantza Nyumeh, delegada de FEJUVES. Estuvo en Riad en Global Esports Games 2023 organizado por GEF, compitiendo en eFootball; así como en IESF World Esports Championship 2024 organizado por IESF, compitiendo con Counter-Strike 2 femenino: «Lo más impactante fue pensar que hace unos pocos años habría sido impensable ver un evento de este tipo allí, y menos aún un equipo femenino compitiendo en esports junto a otros equipos femeninos. Y sin embargo, hoy es una realidad. Es verdad que las mujeres han ganado derechos y se empieza a notar un cambio. Cada vez hay más presencia femenina en posiciones de poder y responsabilidad, y también trabajando de cara al público, en tiendas, centros comerciales o aeropuertos, algo que antes no era habitual. Poco a poco se percibe cómo las cosas evolucionan, aunque sea de manera tímida, y todavía queda camino por recorrer para que ciertas situaciones se normalicen por completo. Pero el simple hecho de que ya se empiecen a dar esos pasos es un signo claro de que la sociedad está cambiando».
«Fue un orgullo enorme y una experiencia increíble, incluso con los retos que podía suponer en un primer momento. Al final se trataba de un hecho histórico, era la primera vez que un equipo femenino español competía en un mundial entre naciones, y eso les dio una motivación y una ilusión especial. Ellas no podían estar más contentas de poder vivir algo así, y para mí fue un privilegio poder acompañarlas y compartir ese momento histórico a su lado. Además, el hecho de que fuera un viaje corto, en un evento con tantísimos países representados de todo el mundo, y con la tranquilidad de ir acompañadas por alguien que ya había vivido la experiencia, hizo que todo resultara más fácil y que la experiencia fuera todavía más agradable».
Cuestionada sobre participar en torneos en un país tan cuestionado por su falta de derechos y sobre si las jugadoras tenían capacidad para decidir si ir o no, responde «Sí, por supuesto, no se puede negar que la polémica está ahí y todos éramos plenamente conscientes de ello. Precisamente esta fue una de las razones por las que las jugadoras creían que era importante estar presentes, porque es a través de este tipo de oportunidades cuando se abren puertas y se visibiliza más a la mujer en espacios donde no suele estar. Al final, se trataba de una ocasión única para dejar huella, demostrar que España apuesta y apoya el talento femenino y mostrar que nuestras jugadoras pueden competir al más alto nivel en cualquier lugar del mundo».
Preguntamos también sobre algunos aspectos que se desconozcan de todos estos acuerdos. «No es que se desconozca, porque de esto se habla, pero no siempre con la misma profundidad ni desde el mismo punto de vista en todo el sector. Hay realidades de las que no podemos escapar, pero lo que sí podemos hacer es afrontarlas desde el entendimiento, la comunicación y la construcción de relaciones. Los esports se basan en esos valores precisamente, en integrar, unir y demostrar que a través de ellos también se puede avanzar hacia un futuro más inclusivo y abierto». ¿Ha habido, entonces, un efecto positivo sobre la sociedad saudí que hayan podido notar directamente? «Sí, por supuesto. En los últimos años se nota claramente un cambio hacia la apertura y la modernización del país, tanto a nivel interno como hacia el exterior. No se trata solo de avances sociales, como en materia de derechos humanos y en el reconocimiento de la mujer, sino también de progresos tecnológicos y de una mayor preocupación por aspectos medioambientales. Todo ello refleja que Arabia Saudí está en un proceso de transformación que va avanzando poco a poco».
El futuro y las alternativas
¿Cuál es el punto final de la estrategia saudí? ¿Hacia dónde lleva todo esto? «Creo que el objetivo es ser el referente mundial del entretenimiento y tratar de capitalizar gran parte del negocio que pueda generar. Buscan diversificar fuentes de ingreso y en el camino ganar impacto, notoriedad y prestigio» dice Chamorro. También destaca la importancia de la infraestructura local para sostener todo, dado que son los pilares básicos sobre los que construir: «Lo que me parece un error es apostar por lo grande y descuidar lo pequeño. Es decir, comprar operadoras, eventos, campeonatos o competiciones referentes descuidando la apuesta en generar estructuras y por la estandarización. Hasta ahora lo que se ha podido ver es que sus inversiones son muy potentes sobre proyectos ya construidos. Los casos de éxito de otras disciplinas y el deporte ayudan a entender que el éxito de los proyectos está en los cimientos».
Ese es uno de los peligros de estas macroinversiones, pero mientras tanto todo sigue adelante. En 2024, tras ser el único país en presentarse, se anunció que Arabia Saudí será el país organizador de la Copa Mundial de Fútbol de 2034, siguiendo el camino marcado por Catar en 2022. En aquel año se cambiaron los tiempos y el Mundial se celebró en invierno para evitar el calor extremo de verano, pasando de junio y julio hasta noviembre y diciembre. Es muy probable que vuelva a repetirse en la próxima década. Y esto sin tener en cuenta que los dos próximos torneos se celebrarán agrupando a varios países y continentes: México/Estados Unidos/Canadá en 2026 y España, Marruecos y Portugal (con algunos partidos inaugurales en Argentina, Paraguay y Uruguay) en 2030. De esta manera se aceleró la posibilidad de que el torneo regresara a Asia más rápidamente, facilitando la candidatura saudí.

La Esports World Cup seguirá adelante, incluyendo nuevas competiciones de naciones con el apoyo de Ubisoft y Electronic Arts. El torneo inaugural tendrá lugar en Riad en noviembre de 2026, aunque el anuncio señala que, a posteriori, el país organizador irá rotando. La maquinaria saudí, por tanto, no se detiene. Es muy probable que durante los próximos años sigan las adquisiciones de eventos y desarrolladoras de videojuegos, extendiendo el alcance del país y continuando su estrategia de sportswashing ligada a la estrategia Saudi Vision 2030.
Es una cuestión de dinero, pero también de visibilidad. Así lo explica Arantza: «Es una realidad que ahora muchos eventos deportivos internacionales se celebran en esa zona por la inversión que están haciendo, y los esports no son una excepción. El beneficio económico para nosotros no es diferente a cualquier otro torneo, lo que realmente importa y nos afecta es que nuestros jugadores y jugadoras tengan oportunidades, visibilidad y estén representados, porque al final ellos son lo más importante para nosotros. Siempre que su seguridad esté garantizada, vamos a apoyarles y ayudarles con todas las oportunidades que tengan para competir y crecer». Si los eventos en Arabia Saudí son, por inercia, los principales, los equipos y competidores van a querer estar allí.
¿Qué alternativas quedan, entonces, para los competidores y espectadores que no deseen participar en estas competiciones? A nivel de esports, es previsible que los torneos locales y que escapan de los grandes circuitos puedan convertirse en un refugio para estas personas. A su vez, eventos como los Games Done Quick ofrecen maratones benéficas que destacan por su diversidad tanto a nivel organizativo como de participantes. Quizá la respuesta esté en un evento que todavía no existe, pero que nacerá como respuesta a todos estos cambios en el mundo del gaming. Una respuesta en forma de comunidad, expresada por la unión de aquellos que ven cómo son apartados. Ese espacio siempre existirá, aunque haya que buscarlo en los márgenes.
Cuando enviamos algunas preguntas a representantes de la Esports World Cup respecto a este artículo, su respuesta consistió en invitarnos a vivir de primera mano la experiencia del torneo en Riad el próximo verano para «aclarar los posibles malentendidos que podamos tener sobre el evento, los competidores y la comunidad global».