Víctor Ayora Cuando Abby habla, conviene escucharla. Puede que no siempre tenga la razón —nadie la tiene—, pero suele dejar caer verdades incómodas que invitan a reflexionar. En su canal de Twitch, entre charla y charla, acostumbra a desmontar mitos modernos que damos por normales. Esta vez le ha tocado el turno a una de las fantasías románticas más tóxicas que se han viralizado en TikTok: los regalos caros como sinónimo de amor.
La streamer señala esos vídeos en los que muchas chicas presumen de joyas, bolsos o cualquier obsequio de lujo que les ha hecho su pareja. Hasta ahí todo bien: cada cual es libre de subir lo que quiera y de gastar su dinero como le plazca.
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El problema llega cuando las viewers —sobre todo ellas— trasladan esa ficción a la vida real y empiezan a creer que una relación sana debe pasar obligatoriamente por ese escaparate de consumo. La comparación mata: si tu pareja no te regala un colgante de Swarovski o un bolso de marca, parece que no te quiere lo suficiente. Y claro, ahí empieza la toxicidad.
Abby, con los pies en la tierra
Abby, con los pies bastante más en la tierra que muchos de los protagonistas de estos vídeos, no duda en expresar su rechazo. Señala que exigir a una pareja un regalo de alto valor económico es insostenible en la realidad actual. En un país donde los sueldos medios apenas alcanzan para cubrir alquiler, facturas y ocio básico, pedir a alguien joven que se gaste cientos de euros en joyas es directamente un despropósito. No es amor, es presión económica disfrazada de romanticismo.
Además, la cuestión va más allá del dinero. Incluso en parejas con estabilidad financiera, ¿es sano convertir el afecto en una transacción medida en euros? Se puede pedir un detalle, se puede soñar con que tu pareja te sorprenda, pero nunca debería existir la obligación de cumplir con un estándar de lujo impuesto por las redes sociales.
